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viernes, julio 26, 2024

Esclavos siglo XXI

En la época moderna se habla mucho de un fanatismo que esclaviza. Se refleja
principalmente en los deportes, las religiones, los espectáculos, las redes sociales,
los entretenimientos y la politica.
En México, este fanatismo irracional por los partidos políticos y los estilos de
gobernar, ha polarizado a la sociedad en general, vía propaganda. Pero no solo ha
penetrado a los diversos sectores de la población, sino a la célula misma que es laa
familia.
Casi como un decreto presidencial, Andrés Manuel López Obrador ha clasificado a
la clase política y al pueblo con los coloquiales calificativos de «fifís y chairos». No
pierde oportunidad alguna en atribuir la caja de Pandora, así, completita, a sus
adversarios.
Los hechos de los últimos años, dan cuenta de una gran cantidad de
enfrentamientos ideológicos que no quedan ahí, sino que han desencadenado en
interminables litigios, enfrentamientos masivos, violencia y hasta en homicidios. Las
señales son de un fanatismo que enajena y esclaviza a los individuos.
Sabemos que la esclavitud fue abolida hace siglos. Lincoln, Hidalgo, Bolívar y
Gandhi, entre otros, dedicaron sus vidas a exterminarla de la condición humana.
La libertad, después, abrió las puertas a una nueva modalidad de vasallaje que, con
su nuevo rostro, aún prevalece entre individuos y naciones, pero con una mayor
intensidad cada vez.
de
En efecto, continúa la esclavitud ahora libre y voluntaria.
Los humanos la practicamos «libremente», por nuestra cuenta y riesgo; con gusto y
voluntad.
El hombre servil es ahora un esclavo que se vende a si mismo, enajenado a una
voluntad extraña, con una marca ya no en la piel, sino en el alma.
El servilismo es la libre aceptación de la privación de la libertad. La política y la
economia son los grandes compradores de la conciencia, la libertad, la dignidad y
la justicia.
El capricho de muy pocos mueve al mundo entero. Cuando alguien es servil por
dinero o por una migaja de poder, renuncia a su condición humana.
Son ya ejércitos los que adulan al poderoso, le complacen y le obedecen
ciegamente. Están siempre con quien le da un plato de lentejas. Le ofrecen a cambio
el holocausto de justicia y la verdad.
El capitalismo y el comunismo tienden a formar hombres serviles en la sociedad;
obreros y empleados que, en el mejor de los casos, tengan salario y diversiones,
alimentación y medicina, pero sin pensamientos y expresiones.
Les cancelan o boicotean su participación en las decisiones colectivas. Los serviles
son usados, además, para bloquear y aplastar a las almas libres, a las que aman la
y defienden la verdad.
La esperanza son las nuevas generaciones que dejan atrás el ideal manipulador de
las dos únicas fuerzas mundiales: capitalismo y comunismo que esclavizan al
hombre en jaula de oro.
Servir sin servilismos es meta y tarea del hombre hacia sus iguales, de inferior hacia
el superior, del que manda frente al que obedece, del gobierno hacia la ciudadanía.
Servicial es el hombre que, sin renunciar a su dignidad ni a sus convicciones, se
ofrece auténtica y desinteresadamente a los demás.
Pero la tuya… la tuya es la mejor opinión.

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