Por Felipe Canchola González
Me imagino que los diccionarios no registran todavía una palabra tan usada, breve y destructiva: El chisme. Hombres y mujeres son sus fanáticos, especialmente ahora, en las redes sociales. Esta práctica, en el menor de los casos, tortura, siembra dudas y asesina hasta la más limpia reputación. A los débiles de carácter, chavos y chavas, los ha llevado hasta el suicidio. Todo suben a las redes esperando solo reacciones favorables. Pero el chisme envidioso y destructivo, les explota. Es una pequeña bomba que no deja de detonar.
A los “milenians” les encanta el chisme, ahora calificado con el eufemismo de “bullying escolar”. Lesionan emocionalmente las relaciones de una alumna o alumno con los demás. Desde la comodidad del anonimato, provoca el aislamiento y la marginación de la víctima. Se trata solo de avergonzarle en público. Si tú eres así de chismoso o chismosa, ¡Ya bájale! ¿Qué diablos te ganas con hacer eso?
Muy buenos días.