Especial
Por Andrés Ortiz
Irapuato, Guanajuato. 09 de junio del 2025. –
Francisco Soto Ramírez, presidente de la Asociación de Familias Migrantes Guanajuatenses (AFAMI), no oculta su indignación. Lo que parecía una redada aislada el pasado viernes en Paramount, ciudad del condado de Los Ángeles, terminó revelando algo mucho más grave: una operación masiva, violenta y sin precedentes recientes contra migrantes en California. Agentes del ICE irrumpieron en tiendas y espacios públicos, deteniendo indiscriminadamente a casi 50 personas, entre ellas, mexicanos.
“La manera en que llegaron los hombres armados, con una violencia exagerada e inaceptable… sin orden de arresto, sin respeto a los derechos humanos. Eso no lo habíamos visto en años”, afirma Soto en entrevista.
Entre los detenidos hay personas con antecedentes, pero la mayoría, sostiene, eran trabajadores comunes: jornaleros, albañiles, empleados de tiendas. “Los agarraron en tiendas donde íbamos a comprar para el fin de semana… en parques, en carreteras. Ya solo falta que lleguen a las iglesias”, advierte.
La operación ha tenido efectos inmediatos. Soto habla de tiendas vacías, carreteras desiertas y parques en silencio. “Recibimos videos de Home Depot y supermercados donde no hay ni un alma… y eso es muy raro en California. La gente decidió no salir de casa”, explica. Además, el temor se extiende a las zonas agrícolas, donde jornaleros han abandonado los campos. “En Napa, Calistoga, Santa Elena, los viñedos están vacíos. La gente prefiere perder el día a arriesgarse”.
La dimensión del miedo no es solo social, también se transforma a la económica. AFAMI calcula que las remesas enviadas desde California hacia Guanajuato ya han caído hasta un 12% en lo que va del bimestre. “Antes mandaban 200 o 250 dólares; ahora llegan apenas 80, 100. Vamos a cerrar con pérdidas de hasta el 20% y si esto sigue así, será peor”, advirtió.
“No abran la puerta, no firmen nada”
Ante la escalada, la AFAMI ha lanzado una alerta a la comunidad migrante, para mejor quedarse en casa, no salir si no es indispensable, y sobre todo, conocer sus derechos.
“Lo primero: no firmar nada. No entregar documentos, ni reales ni falsos. Y exigir una llamada al consulado o a un abogado de migración”, insistió.
“El ICE no tiene derecho a entrar a una casa sin orden judicial. Si tocan la puerta, que muestren la orden. Si no, no hay que abrir. Porque ya están llegando hasta los domicilios”.
También, en la llamada reiteró que la organización se encuentra en contacto con el consulado mexicano en Los Ángeles, que ya tiene registrados al menos 45 connacionales detenidos, siendo hasta ahora cinco mujeres y cuarenta hombres. Sin embargo, hay más de ciento cincuenta latinos en detención. “En total ya son más de 150 migrantes detenidos solo en estos días, y de varias nacionalidades, Honduras, Guatemala, Venezuela, Cuba; pero la mayoría, latinos. Esto es una crisis humanitaria”.
En medio del conflicto federal-estatal
Soto Ramírez recordó que California ha sido históricamente un estado santuario, donde los gobiernos locales cooperaban para que las redadas tuvieran un marco legal y humanitario. “Antes había coordinación entre el gobierno federal y el estatal. Ahora no. Esta intervención, sin consultar al gobernador ni a la alcaldesa de Los Ángeles, es una violación a los derechos humanos”, denuncia.
Desde la visualización de AFAMI, ahora no solo se pone en riesgo a los migrantes, sino también a la economía californiana, que depende en gran parte de la mano de obra mexicana.
Llamado a mantener la calma como resistencia
El dirigente de la Asociación, detalló que la clave ahora es resistir con inteligencia y evitar provocaciones, resguardarse y no actuar desde el miedo, pese a ser algo lamentable.
“Nos duele, claro que nos duele, pero debemos cuidarnos. Ya se están viendo las consecuencias. La comunidad está molesta, confundida y decepcionada”.
En este momento, se mantienen a la espera de que se logre un acuerdo entre el gobierno federal estadounidense y el gobierno de California, la comunidad migrante ha sido lanzada a un estado de alerta.
“Esto no es una política migratoria. Es una persecución. Y no nos vamos a quedar callados”,
sentenció Francisco Soto Ramírez.