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jueves, noviembre 21, 2024

Sustantivos y adjetivos

Enrique R. Soriano Valencia

El problema de no ensañar con lógica el idioma es que los alumnos lo aprenden de forma tan rígida que se confunden. No les es comprensible por qué una misma palabra a veces la llaman sustantivo y otras, adjetivo (por ejemplo y para centrarme en estas dos figuras). Como la clasificación gramatical se enseña como un conjunto de reglas rígidas, a los muchachos les parece confuso que el vocablo ‘estudiante’ en ocasiones sea adjetivo y en otros, sustantivo (desde luego, hay otras palabras que les pasa lo mismo en otras funciones gramaticales).

Bajo el nombre sustantivo se clasifica a personas, animales, cosas y conceptos. Por eso, la palabra ‘estudiante’ cuando se refiera a persona o sustituye a una, se le considerará sustantivo. Por ejemplo: «Una estudiante destacada siempre lee mucho», donde la palabra estudiante está como sustantivo porque representa a una persona.

Se clasifica como adjetivo cuando una palabra (o el conjunto de ellas) da atributos a un sustantivo: «Mariel Martínez es estudiante y es muy destacada», donde las palabras ‘estudiante’ y ‘destacada’ nos dicen las características de Mariel.

Entonces, la categorización gramatical no es un listado rígido (como muchas veces se dicta en clases de español), sino que su clasificación se debe a cómo es usada la palabra en una oración.

Desde luego, no es el único caso: en otras figuras gramaticales pasa lo mismo. Sin embargo, es muy común que los adjetivos se toman por sustantivos (y algunos sustantivos que hacen la función de adjetivo).

A ese proceso se le llama sustantivar. Por ejemplo, es fácil reconocer que la palabra ‘feo/fea’ es un adjetivo porque se usa para calificar a un sustantivo. Así, por ejemplo, «La muñeca es fea», claramente fea califica a la muñeca. Ahora, supongamos que hay muchas muñecas, pero es distinguible la muñeca calificada así. Entonces podríamos decir, «Pásame la fea». De esta forma el adjetivo se hizo sustantivo.

Es fácil de distinguir un sustantivo porque aceptan sin forzar la lógica los artículos (el, la, los, las, un, uno, una, unos, unas y lo). Así en el primer ejemplo tuvimos «una estudiante…»; en el segundo: «La Mariel Martínez…» (aunque en trato social sea una desatención); y en el último: «…la fea».

Lo anterior es sencillo de reconocer. Sin embargo, en los sustantivos abstractos (los que he definido como conceptos) es un poco más complicado, pero igual de sencillo. Ahí lo que aplica es el artículo neutro lo. Por ejemplo, bueno es un adjetivo («Este ejemplo es muy bueno», donde la palabra bueno califica al ejemplo). La sustantivación del adjetivo sería casos como: «Lo bueno es que Raúl mejora de su padecimiento».

Y también sucede al revés (no tan frecuente entre estas figuras), de sustantivo a adjetivo. Por ejemplo, el personaje de literatura Don Juan Tenorio es un sustantivo (porque representa a una persona). Sin embargo, los hechos de alguien pueden calificarse con el actuar del personaje: «Enrique es un donjuán», donde un donjuán califica al sustantivo Enrique.

De ahí que, en las escuelas, no es recomendable ofrecer solo listados; sino razonamientos.

sorianovalencia@hotmail.com

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