Un estadio, dos equipos, las porras y los espectadores fueron protagonistas de los
hechos más salvajes en la historia del fanatismo deportivo, el pasado sábado 5 de
marzo.
Las redes sociales y los medios de comunicación, fueron saturados con imágenes
que dieron la vuelta al mundo, arrancando los peores calificativos jamás empleados
para un escenario de esta índole.
Las especulaciones e interpretaciones, en forma simultánea, se multiplicaron
linchando a imaginarios y presuntos responsables: Emisarios de gobiernos
anteriores, delincuencia organizada, empresarios inescrupulosos, organismos de
seguridad corruptos, etc. etc.
El Estado de Querétaro, su estadio Corregidora, el futbol mexicano, los equipos
rojinegro y gallos blancos, la seguridad publica y privada, la procuración y
administración de justicia, y hasta la forma de gobierno, están en el ojo del huracán.
Oficialmente la Fiscalia de Querétaro informó de la identificación de 26 individuos y
ejecutó 21 cateos en los municipios de Querétaro, El Marques, Corregidora, Colón
y San Juan del Río
Las órdenes de aprehensión, según el comunicado de la Fiscalia, fueron giradas
por la participación de 26 presuntos responsables de los delitos de homicidio en
grado de tentativa, violencia en espectáculos deportivos y apología del delito.
El documento señala que en los cateos domiciliarios se aseguraron 82 prendas
deportivas con logos del equipo Querétaro, 4 pares de tenis (algunos con posibles
manchas de sangre), 22 teléfonos celulares y diferentes indicios que aún se
investigan.
«Para la identificación de las conductas criminales y de los 26 posibles intervinientes,
-declaran las autoridades- se recibió información a través de nuestras redes
sociales, por lo que se analizaron 583 imágenes, 78 videos, más de mil mensajes
con información y denuncias anónimas al 089; además de extraer información de
los videos de las cámaras de vigilancia del Estadio Corregidora»
Todo esto está en manos del fiscal queretano. Mientras, detrás de esta gran cortina
de humo, dejamos fluir casi inadvertidamente un mayúsculo escándalo de millonaria
corrupción: La del fiscal general: Alejandro Gertz Manero.
La Unidad de Inteligencia Financiera da cuenta de grandes cantidades de dinero
desviadas a cuentas del actual funcionario federal y sus familiares, en la época
neoliberal. Además, se denunció en los medios, su intervención en los órganos de
la administración de justicia, durante la Cuarta Transformación.
Pero la tuya, la tuya es la mejor opinión.