“Los rituales son una secuencia de
acciones y símbolos que se realizan
de manera repetitiva, a menudo, dentro de los contextos religiosos, culturales, sociales o políticos, con un valor simbólico o una función específica.”
Lic. Francisco Sunderland Álvarez
No, no me refiero a las ceremonias de vudú que se han celebrado en Palacio Nacional o en algún otro recinto oficial con quema de humo aromático, danzas, bastones de mando, etc.
No. Me refiero a otro ritual: el del engaño a la población al poner la Bandera de México a media asta. Solo faltó que se ordenara que las campanas de todos los templos, desde catedrales, basílicas, hasta la más pequeña capillita las pusieran a tañir.
Resulta que hace unos días, para ser exacto, el 13 de este mes de septiembre del 2025, fui a ver a una persona al Hospital Pemex en Salamanca, Gto., y vi ondeando la Bandera Nacional a casi media asta.
A una pareja de médicos que pasaban, dolosamente (lo confieso), les pregunté la razón por la que el Lábaro Patrio se encontraba a media asta; se miraron entre sí y no supieron contestar, a lo que señalé que, en este caso, es una forma de respeto, a nivel nacional, por aquella gesta de los alumnos del Colegio Militar que entonces se encontraban en el Castillo de Chapultepec cuando el ejército norteamericano tuvo una refriega antes de llegar a tomar el Palacio Nacional.
Otro médico que casualmente pasaba por donde estábamos, intervino y dijo que había sido una orden superior que se izara la bandera a media asta con motivo del lamentable accidente de un transporte de gas en la Alcaldía de Iztapalapa en que fallecieron varias personas y otras más quedaron heridas y/o quemadas.
Esta intervención, que agradecí, fue una decisión unilateral de la Dirección General de la Institución (que tiene facultades conforme al segundo párrafo del artículo 11 de la Ley Sobre el Escudo, la Bandera, y el Himno Nacionales), sin embargo consideré que hay un desequilibrio enorme en las decisiones gubernamentales.
Contra mi costumbre de extenderme en mis opiniones, en esta ocasión procuraré ser breve.
Miren ustedes, si, lamentable, muy lamentable que la irresponsabilidad de un conductor de una “bomba” (que eso son las pipas y camiones que reparten gas, gasolina y productos inflamables o flamables) haya generado una desgracia tan grande pero también fallecieron muchas personas en la explosión de aquella gasera en San Juanico; en la caída de aquel tramo del metro; muchos los niños fallecidos de la guardería que ardió; o aquellos que desaparecieron y luego sus restos fueron encontrados en predios en los que se hallaron crematorios y ropa de muchos de ellos.
¡Y no hubo Banderas a media asta!
Además, desgraciadamente, no fue en uno sino en varios lugares y en distintas entidades federativas. La enorme cantidad de mujeres y niñas desaparecidas, niños y jóvenes de los que nada se sabe y, lo peor, es que la propia población de madres y padres buscadores son quienes han dado con esos lugares.
¡Y no hubo Banderas a media asta!,
Habiendo sido tantos los localizados, se determinó satanizar a esos grupos que estaban actuando y obteniendo resultados, mismos que las autoridades de nuestros gobiernos nada señalan ni señalaran (seguramente porque saben a que se enfrentan si son ellas quienes “pone el dedo” en los lugares en donde se encuentran restos humanos [“plata o plomo”]).
Por otra parte, la falta de medicinas y servicios hospitalarios (no como los de Dinamarca sino de aquí, sencillos pero completos y profesionales) han provocado una cantidad de muertes que si se supieran los números, nos asustaríamos de la gran indolencia gubernamental. Personas de todas las edades falleciendo por el cáncer, diabetes, problemas renales, angiológicos y de todas las especialidades médicas aunados a los que fallecieron con motivo de la epidemia del covid-19.
¡Y no ha habido Banderas a media asta!
Ojalá el gobierno viaticara a todos los enfermos a la clínica que el expresidente López Obrador tiene a su servicio privado, con personal médico militar, con todas las comodidades y total seguridad que, sin duda alguna, hasta el Ing. Carlos Slim Helú apreciaría.
México tiene excelentes médicos que llegan a ser contratados privadamente por hospitales de los Estados Unidos de Norteamérica. (Me consta)
No necesitamos a los cubanos. México tiene para satisfacer las necesidades de su población. Lástima que el gobierno, en lugar de pagar salarios dignos a los mexicanos, (todo el personal relacionado con la medicina) entreguen enormes sumas a Cuba, a los porros, llamados “ninis” o “siervos de la nación” (como si fueran hijos de José Ma. Morelos y Pavón; y a los que antes [1968/1971], se les llamaba Halcones) para que actúen en el momento y forma en que el gobierno lo determine.
Si esos ríos de dinero se destinaran para estudios de especialidad del personal médico y les reconocieran sus estudios y trabajos, en ese renglón junto con el de la seguridad y remuneración, al menos, México empezaría a estabilizarse.
Pero bueno, a todo esto, ¡una bandera a media asta!, por una decena de fallecidos, es pura grilla barata; y ni siquiera un reconocimiento de ausencia a cientos, si no es que miles, de fallecidos porque el gobierno destina recursos para mantenerse en el poder a toda costa.
Aquí si valdrá la pena que la Bandera Mexicana se quede a media asta hasta que pase esta pesadilla…. Y lo que falta, que no es tanto, para llegar al estado en que viven las poblaciones cubana y venezolana.
¡Ya no son las épocas de don Plutarco Elías Calles! ¡Ahora es la época de un México pensante y (ojalá) actuante!
Esto último (lo de actuante) es lo que más falta pero, ojalá, no sea tarde cuando suceda si es que sucede.
Universalmente les deseo, hoy y siempre, Salud, para que logremos nuestros objetivos en la vida. Fuerza, para que no nos desalentemos ante las adversidades y, Unión, para que no seamos divididos en nuestras convicciones. Prohibida su reproducción parcial o total. La copia o distribución no autorizada de este artículo por el autor y, en su caso, su correspondiente imagen, infringe los derechos de autor. fsacomentarios@gmail.com