Por Felipe Canchola González
¿Tú vives del delito? ¿Tu familia es la primera en protegerte? Cuando las autoridades de seguridad inician una persecución o detención domiciliaria porque cometes cualquier delito, sabes que siempre hay víctimas. Toda tu familia, incluyendo los vecinos, salen en tu defensa, agrediendo y hasta amenazando a los representantes del orden. Tu conducta y ese tipo de complicidad, primera en va contra de ti mismo y te quita la tranquilidad.
Todo tu entorno familiar se beneficia, en la mayoría de tus acciones, del producto de tus ilícitos. Al mismo tiempo, es ahí también donde, donde se sufren las consecuencias, ante la amenaza de tu persecución o detención. El silencio es obligado ante el miedo y en la comodidad del dinero fácil. Casi siempre está de por medio una adicción que nunca quisiste o supiste quisieron ni controlar. Todos sabemos las causas, pero solo tú tienes el remedio.