Por Felipe Canchola González
Las cifras oficiales y extraoficiales que se manejan en el combate a la delincuencia, no convencen plenamente a la opinión pública, pues son manipuladas por las muy diversas fuentes informativas. Y lo que es peor, abierta y reiteradamente se nos ha dicho que se tienen “otros datos”.
Aun cuando el robo de combustible, conocido comúnmente como “huachicoleo”, casi ya no es tema en el mundo del discurso y las noticias, no tenemos una certeza demostrable sobre sus índices. No sabemos si estamos mejor, igual o peor.
Al inicio de este gobierno sexenal, mucho se habló del combate a la corrupción, en éste y otros tipos de energía, como la eléctrica. En este rubro, poco o casi nada se ha hecho para combatirla frontalmente.
La CFE, ya a cargo de Manuel Barlett Díaz, calculó entonces que el robo o consumo clandestino de electricidad, ascendió a 25 mil 700 millones de pesos, solo en el primer trimestre del primer año del actual gobierno.
Fue entonces cuando se dijo que se emprendería un fuerte combate a este ilícito, al igual que contra el robo de hidrocarburos, pues esta paraestatal enfrentaba pérdidas totales de 59 mil 953 millones de pesos, solo por el colgado de “diablitos” de los postes hacia las casas.
Pero también se detectaban otras formas más sofisticadas de robo de electricidad en el sector industrial y empresarial donde, por supuesto, el consumo de energía eléctrica es mucho más alto.
En el transcurso del actual gobierno federal, la CFE fue guardando cada vez más silencio respecto a esta grave modalidad de corrupción. Incluso se han tratado de contrarrestar los escándalos de su propio titular.
El problema, en resumen, no es unilateral. La corrupción es un problema de conciencia de los consumidores domiciliarios, así como de los empresarios e industriales que evaden el pago por este servicio y, obviamente, de la complicidad e ineficiencia de funcionarios y burócratas de la CFE.
El fenómeno del “huachicol”, como una de las peores modalidades de la corrupción generalizada, arranca las más diversas opiniones y posturas, pero ni los ciudadanos ni los gobernantes, lo enfrentamos. No aceptamos que éste es un tema de responsabilidad y conciencia.
Los “diablitos” y los “diablotes” están a la vista de todos y en todas partes. La corrupción estuvo, está y estará presente entre gobernantes y gobernados, por los siglos de los siglos…
Pero la tuya… la tuya es la mejor opinión.