El exarquero mundialista en México 1986 y campeón con Irapuato en el Ascenso MX deja un legado imborrable.
Este 20 de mayo, el fútbol mexicano se viste de luto con la partida de Ignacio «Nacho» Rodríguez Bahena, exguardameta de la selección nacional en el Mundial de México 1986. Además de su brillante carrera bajo los tres postes con equipos como Atlante, León y Tigres, Nacho dejó una marca especial como director técnico, especialmente en su paso por Irapuato.
En 2009 asumió el mando de la Trinca Fresera y, apenas dos años después, llevó al equipo al campeonato del Torneo Clausura 2011 de la Liga de Ascenso. Aunque no lograron el ascenso tras caer ante Xolos de Tijuana, la entrega y liderazgo de Rodríguez fueron claves para revivir el espíritu del fútbol en Irapuato.
Su legado no solo se mide en títulos, sino en el cariño y respeto que le ganó a la afición. Era un referente dentro y fuera de la cancha, un hombre íntegro cuya pasión por el deporte inspiró a generaciones.
Hoy, el fútbol mexicano despide a un verdadero caballero del balón. Descanse en paz, Nacho Rodríguez.