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lunes, diciembre 9, 2024

Y el Fobaproa apá?

Por Felipe Canchola González

 

Si te dijeran que tú y toda tu descendencia están endeudados por los próximos 50 años y obligados a pagar altos intereses, por algo que ocurrió antes de que nacieran, ¿qué pensarías? ¿Quién se endeuda de esa manera?

Pero sucedió y esta es la historia:

El Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), con apenas 4 años de edad, se convirtió en el villano, al ser una pieza instrumental para resolver una crisis financiera que llevó a empresarios al suicidio y a familias a perderlo todo.

Creado en 1990, el Fobaproa, fue un esquema que estaba diseñado para funcionar como un seguro para los depósitos bancarios de los ahorradores, pero tras el “error de diciembre” de 1994, tuvo que ser utilizado por el gobierno, entonces encabezado por Ernesto Zedillo, para devolverle solvencia a los bancos y, de esta forma, proteger el ahorro de los clientes, cuando diversas instituciones financieras se declararon en quiebra.

Los mexicanos seguimos pagando más de 43,000 millones de pesos al año en una deuda que se generó hace más de dos décadas.

Los intereses de este endeudamiento bancario se pagarán por futuras generaciones.

Malas decisiones políticas y fraudes de empresarios que controlaban algunos bancos dieron pie a escándalos que sacudieron a la sociedad mexicana de ese entonces.

En 1999, editorial Grijalbo publicó un libro de Andrés Manuel López Obrador, titulado “Fobaproa: Expediente abierto”. El tema parece habérsele esfumado a AMLO y a en su gobierno.

Pero vale la pena recordárselo, puesto como presidente en funciones, nada se le ha escuchado. Además estamos de acuerdo: Sigue siendo un expediente abierto.

Andrés Manuel sostenía: “Las finanzas públicas estén en crisis porque, entre otras razones, hay una enorme deuda externa, en buena parte causada por el rescate bancario realizado durante la segunda mitad de la década de los noventas. La deuda pública pasó de 115 mil millones de dólares en 1993, a 273 mil millones de dólares a fines del 2003”.

“Los banqueros están obligados a cooperar por los beneficios que han recibido y por la decisión controvertida de rescatarlos, con recursos públicos, de malas operaciones de crédito que ellos otorgaron bajo su exclusiva responsabilidad”, decía Andrés Manuel, refiriéndose a la renegociación de la deuda pública.

Muy a su pesar, la cuarta transformación no ha logrado ni logrará obligar a esos banqueros ni a muchos otros empresarios que aprovecharon esta crisis para beneficiarse descomunalmente, a cooperar y solucionar este barril sin fondo que aún cargamos todos los mexicanos.

Seguiremos cantando, con José Alfredo Jiménez, su vieja canción “Si nos dejan…”.

Mientras, aún tenemos un México, como decía Luis Donaldo Colosio, “con hambre y sed de justicia”.

 

Pero ya lo sabes. La tuya… la tuya es la mejor opinión.

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