Andrés Ortiz
Irapuato, Guanajuato. 14 de marzo del 2025. –
Para Paulina Nayeli Ramírez, estudiante de nivel medio superior, cada día es una prueba de esfuerzo y responsabilidad. A sus cortos años, no solo se dedica a sus estudios, sino que también trabaja en vacaciones y fines de semana para contribuir a los gastos de su hogar y, sobre todo, para apoyar en el tratamiento médico de su padre, quien enfrenta diabetes e hipertensión.
Ella vive en la zona centro, en Calzada Insurgentes, y divide su tiempo entre la escuela, el trabajo y el cuidado de su padre, Federico Paul Ramírez Granados, diagnosticado hace cuatro años con diabetes e hipertensión. Con el avance de las enfermedades, su estado de salud se ha deteriorado al punto de requerir una cirugía de rodilla y tratamientos constantes para evitar complicaciones.
«Mi papá tuvo que ser operado de emergencia y, aunque logró recuperarse en parte, ahora depende de una silla de ruedas. También fue intervenido de la vista, lo que le permitió recuperar algo de visión, pero recientemente le diagnosticaron insuficiencia renal. Ahora debe someterse a hemodiálisis cada tercer día para limpiar su sangre y eliminar toxinas», relató la joven.
A pesar del esfuerzo familiar por costear los tratamientos, no siempre es suficiente. Su madre, Rocío Ramírez Rodríguez, trabaja en una tienda comercial y se encarga del sustento del hogar, mientras que su hermana mayor cursa la licenciatura en educación primaria y su hermano menor estudia el último año de secundaria.
Un apoyo que significa esperanza.
Gracias a un beneficio otorgado por la Dirección de Movilidad y Transporte, Paulina recibe un apoyo económico que inicialmente estaba destinado para la recarga de su tarjeta de transporte público. Sin embargo, decidió utilizar ese recurso en la compra de medicamentos para su padre, ya que algunos no son cubiertos en su totalidad por el sistema de salud.
«Este apoyo no es solo un recurso económico, sino una muestra de solidaridad y esperanza. Nos recuerda que no estamos solos y que hay personas e instituciones dispuestas a apoyarnos para salir adelante», expresó con gratitud.
Paulina, quien actualmente ahorra para pagar los trámites de su ingreso a la universidad, reconoce que su prioridad es el bienestar de su padre. «A veces mi mamá me ayuda, pero yo prefiero asumir mis gastos para que mi familia pueda enfocarse en su salud», afirma.
Consciente de que interrumpir un tratamiento médico no es una opción, la joven valora cada ayuda recibida y hace un llamado a la importancia de la empatía y el apoyo a quienes atraviesan situaciones similares. «Así como yo, hay muchas mujeres y estudiantes que necesitan este respaldo para seguir adelante», concluyó.