“El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”
(San Francisco de Sales, patrón de los periodistas.)
Lic. Francisco Sunderland y Álvarez
De nada sirven los buenos propósitos si no van acompañados de las obras. Este enunciado se emplea con sentido irónico para criticar a quien incumple su palabra y, hoy por hoy, mucho hemos aprendido de esa expresión brutalmente realista.
De hecho, ya ni para que hablar de un tren de cuya construcción se dijo que no se tiraría ni un árbol y resultó que se generó el más grande ecocidio de México; tampoco hablar de una refinería que no refina pero de la que han salido muchas personas muy “refinadas”, por no decir nuevos ricos y, como enormes elefantes blancos, es preciso hablar de un aeropuerto que, más que aeropuerto es un hangar militar al que hubo de comprarle una línea aérea civil y obligándola a que sus enlaces, todos, tocaran base en esa instalación militar.
Y, a propósito de militares, se vociferó desde el primer descalabro para llegar a la titularidad del Poder Ejecutivo, así como en el segundo y, consecutivamente, en el tercer intento en el que al fin se logró esa responsabilidad, que los militares debían estar en los cuarteles, no en las calles pero, hemos visto que esa piedra sigue rodando tanto en las áreas rurales como en las urbanas con la firme consigna de no disparar a maleante aunque imponiéndose a la ciudadanía y sus familiares.
Para medio suplir esa orden de “alto el fuego” contra integrantes del CO, se desapareció la Policía Federal de Caminos y, a su personal lo convirtieron en una fuerza para-militar bautizándola con el nombre de Guardia Nacional y enriquecida con mandos y elementos castrenses rematando con el hecho de que, a partir del 1° de octubre de este 2024, se incorporarán plenamente a las fuerzas armadas.
Además, con eso que también muchos de los integrantes del CO ya portan uniformes, sean de la Guardia Nacional como del Ejército Mexicano, todos estamos a merced de esas potencias. Potencias frente a ciudadanos inermes con sus familias como se ha señalado; trabajadores con sus cargas de productos; turistas con sus ilusiones, etc., el hecho es que, México está perdiendo y su ciudadanía, tambaleante, solo balbucea sus inconformidades.
Todo este peregrinar y cambios, desde la conquista hasta nuestros días, solo ha sido una débil penumbra de lo que siempre se ha buscado conservar en la población: una trémula esperanza que, a fin de cuentas, se va desvaneciendo como débil bruma ante una suave briza y ello, porque un puñado del 40 % del padrón electoral decidió no ejercer su derecho al voto y no cumplir con su obligación de votar.
Tal vez ese 40% cree que las cosas van a seguir como están; seguramente tienen la esperanza de que nada para ellos cambiará; es muy probable que sigan creyendo que este es el país de “nunca-jamás” pero, a la hora en que empiecen los cambios radicales, percibirán el daño tan grande que con su indolencia ha perjudicado a todos; tanto a los fieles seguidores del régimen en el poder; a los del partido que lo respalda; a las mascotas y focas; los descerebrados, indolentes e inocentes pero, lo peor, es que ese cambio inevitable ya no afectará tanto a personas de mi generación, sino a las que vienen.
No dudo que, ciertamente, a todos nos duele ver lo que le pasa a México, pero es lacerante saber lo que les espera a las futuras generaciones quienes, gracias a esta metamorfosis, irremediablemente vivirán un verdadero viacrucis y padecerán para tener techo, vestido y sustento.
Como quiera que sea, México vivirá un dolorosísimo cambio. Bueno, todo México con excepción de aquellas personas que se encuentren dentro del Primer Círculo; de la Mafia del Poder; de los conspiradores; de los traidores a la Patria; de la Claque; de la Tribu: del Clan; de la Secta; de la Banda; de la Pandilla.
De alguna manera, esto evoca el recuerdo de que más personas fueron asesinadas durante la época de José Stalin (la gran mayoría rusos) que los que perdieron la vida durante el nazismo. La diferencia es que Stalin estuvo en la Cumbre de Yalta y Hitler, no. Por cierto, si tienen oportunidad, no dejen de leer el libro de José Standovsky, titulado “Sinfonía en Rojo Mayor”.
Por otra parte, es sabido que, a la fecha, hay personas que siguen falleciendo en Japón como consecuencia de las bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Las enormes cifras de los asesinados para la implantación del régimen Maoista, son apabullantes, y no está por demás, con lo que se ve venir, preguntarse a cuantos mexicanos se les sacrificará durante y después de la imposición del nuevo régimen.
Al tiempo y sabremos… al tiempo. ¿qué sorpresas traerá esta metamorfosis?
Universalmente les deseo, hoy y siempre, Salud, para que logremos nuestros objetivos en la vida. Fuerza, para que no nos desalentemos ante las adversidades y, Unión, para que no seamos divididos en nuestras convicciones. Prohibida su reproducción parcial o total. La copia o distribución no autorizada de este artículo por el autor y, en su caso, su correspondiente imagen, infringe los derechos de autor. fsacomentarios@gmail.com