«Las guerras de los pueblos serán más terribles que las de los reyes”
Winston Spencer Churchill (1874-1965), discurso del 12 de mayo de 1901
Lic. Francisco Sunderland Álvarez
Hay una frase muy apreciada en la política que reza: “Al pueblo, ni todo verdad, ni todo mentira” que se viene utilizando desde hace muchos, muchos años y que, de una forma u otra, llegó a permitir que por su aplicación fluyeran las administraciones públicas sin mayores problemas y siempre y cuando se dosificaran correcta y adecuadamente sus niveles.
Todo indica que esta expresión es una oportuna adaptación de un famoso verso del gran poeta español Ramón de Campoamor y que dice: “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”.
Así tenemos doctas capacitaciones matutinas dirigidas al pueblo al que se le ilustra diciéndole que cuando una pendiente va hacia arriba, es que sube y que, si se inclina hacia el suelo, es que baja.
O aquella otra verdad absoluta que expresa que, si el costo de la luz es alto, la mejor forma de no pagar tanto es consumiendo menos luz; es decir, como se decía hace algunos años: “ahorra un poco, apagado un foco”, y que, hoy día, bastaría con no conectar el refrigerador, la televisión, la computadora, el internet y todos apreciarán que el costo de la luz se va a reducir casi hasta cero.
Ahora, respecto a las mentiras, se puede constatar que éstas no han dejado de fluir desde el discurso de toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador, hasta la fecha.
¡Ya siete años y aún hay morsas y mascotas que quieren celebrar esos siete años de mentiras y falsedades; de inseguridad y de muerte!
El pueblo pensante se ha vuelto totalmente descreído de cualquier aseveración que provenga de autoridad alguna de morena. El pueblo, en el mejor de los casos, duda. Las mascotas, bueno, eso es renglón aparte. Ellos, si a las doce de la noche les dicen que es de día, salen a tomar el sol con el bronceador embarrado para que no parezcan quemados sino solo bronceados, morenitos.
En México, es tan agobiante la inseguridad, la corrupción, la impunidad, el cinismo, que la mayoría de las personas han convertido a sus hogares en verdaderas y auténticas cárceles con medianas comodidades y, si quieren ahorrar en el costo de la luz, habrán de gastar en consumo de velas y viajar en el tiempo hasta el siglo XVII.
Ahora, se ha estado llevando la visión social a los hechos sangrientos del 15 de noviembre del 2025; recordándole a la Presidente (con “E”) que cuando era una agitadora universitaria, tuvo la suerte que a ella no le tocaran toletazos ni que los granaderos le “echaran montón”.
Sus fotos han demostrado (al menos las que he visto) a una mujer aguerrida, “echada pa’delante”, pero solo ahora, como Presidente, se le ha visto desencajada, soberbia, intolerante, presuntuosa.
No aplaudo ni rechiflo cualquiera de esas posturas. Lo que sí le digo a la persona titular de los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, que no deje de darles su “máis” a las fuerzas armadas porque, el día que retomen consciencia de que su deber principal es defender al pueblo mexicano, ella va a salir de Palacio Nacional escoltada, no por los Cadetes del Heroico Colegio Militar, sino por la Policía Militar.
Y para contrastar ese torrente de mentiras que ha venido fluyendo desde que inició el obradorato y no teniendo caso seguir rememorando nuestro doloroso pasado próximo, nuestro presente y, tal vez, también nuestro futuro desgarrador que, por cierto, se percibe no muy lejos, cabe señalar una verdad contundente del gran socialista, don José “Pepe” Mujica: “Los buenos gobiernos no son los que usan los impuestos de los trabajadores para dárselos a los flojos, sino los que crean condiciones para que todos tengan trabajo.”
Universalmente les deseo, hoy y siempre, Salud, para que logremos nuestros objetivos en la vida. Fuerza, para que no nos desalentemos ante las adversidades y Unión, para que no seamos divididos en nuestras convicciones.
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