Irapuato, Gto., 9 de octubre del 2025. — Con una medalla de plata con récord de América y otra de bronce obtenidas en el Campeonato Mundial de Paranatación en Singapur, el irapuatense Jesús Gutiérrez Bermúdez regresó a México cumpliendo un sueño que aún le cuesta creer.
“Fue una experiencia única, muy bonita y muy fuerte, porque compitieron casi todos los países de mi categoría. Gracias a Dios logramos la plata con récord de América y el bronce en otra prueba. Todavía no me la creo, es como estar viviendo un sueño”, relata el nadador, quien representó a México en Asia junto a deportistas de élite de todo el mundo.
Jesús, originario de Irapuato, proviene de una familia marcada por la disciplina deportiva. Su hermano mayor, Juan José Gutiérrez, también paranadador, atraviesa actualmente una pausa en su carrera debido a una lesión en el hombro que requerirá cirugía.
“Ya son ocho años de alto rendimiento, y sabemos que el cuerpo tiene un límite. Me lastimé el supraespinoso y necesito una cirugía de manguito rotador. Fue una noticia que me pegó, porque tuve que darme de baja del Mundial donde iba a compartir escenario con mis hermanos. Pero hay que tomarlo con buena actitud”, relata Juan José.
A pesar de los altibajos, la familia mantiene el ánimo en alto. “Nos sentimos muy orgullosos. Jesús está haciendo las cosas bien, está poniendo en alto a nuestra familia y a México. Ganar una medalla de plata con récord americano y estar a solo 60 centésimas del récord mundial nos llena de orgullo”, agrega el mayor de los Bermúdez.
El camino no ha sido fácil. Los hermanos reconocen que su carrera ha crecido con esfuerzo propio, sin privilegios, pero con el apoyo de su familia y amistades que han creído en ellos desde el principio.
“Nunca hemos estado solos. Tenemos el apoyo de nuestra familia, que es lo más importante, y de muchas personas que se han sumado para impulsarnos. Eso se agradece muchísimo”, dice Jesús.
Sobre la experiencia en Singapur, el joven medallista recuerda el contraste cultural y la exigencia del torneo:
“Lo más sano que podías comer allá era un McDonald’s, porque todo era comida india o japonesa. Extrañaba la comida mexicana todos los días”, comenta entre risas.
Entrena de lunes a sábado, con jornadas de seis a nueve kilómetros diarios. Los martes y jueves realiza doble sesión. “El alto rendimiento no es fácil, pero todo vale la pena cuando estás en el podio y escuchas el himno nacional. Es una sensación que no se puede explicar”, confiesa.
En sus palabras se mezcla la gratitud, la fe y el deseo de inspirar:
“A los jóvenes que quieren practicar algún deporte les digo que no se desanimen, que lo hagan con el corazón. Los sueños sí se cumplen, pero hay que creer en ellos y trabajar duro.”
Con su reciente triunfo, los hermanos Gutiérrez Bermúdez reafirman que el talento guanajuatense puede brillar en el mundo, incluso desde la alberca más lejana.
