Irapuato, Gto., 12 de diciembre del 2025. —
En pleno desarrollo de las festividades en honor a la Virgen de Guadalupe, la ciudad cobra vida con la llegada de miles de fieles y el auge del comercio informal y semifijo que acompaña a los creyentes estos días. Cientos de personas recorren las calles cercanas al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe del Puente para rezar, cumplir mandas y venerar a la “morenita del Tepeyac”, mientras se instala una amplia oferta de productos y servicios alusivos a la celebración.
Desde tempranas horas de jueves y viernes, decenas de comerciantes comienzan a instalarse en puntos estratégicos de la ciudad para atender la demanda de visitantes. Se espera la participación de alrededor de 500 vendedores semifijos, quienes ofrecerán desde artículos religiosos hasta alimentos, bebidas y souvenirs relacionados con las festividades guadalupanas, ropa, tecnología y más.
Este movimiento comercial refleja el espíritu de una de las fechas más significativas del calendario religioso local. Las calles aledañas al santuario y a las principales iglesias se llenan de peregrinos y familias que llegan no solo a rezar, sino también a convivir y adquirir recuerdos de la celebración.
La presencia de vendedores ambulantes y semifijos no solo atiende las necesidades de consumo de los fieles, sino que también dinamiza la economía local en un periodo donde el flujo de personas —entre locales y visitantes de otros municipios— es notablemente alto. En otros contextos similares, se ha observado que las celebraciones guadalupanas impulsan ventas en productos religiosos, artesanías, alimentos y servicios relacionados con el turismo religioso.
Además de la oferta comercial, las festividades incluyen rosarios, peregrinaciones y misas solemnes que se llevan a cabo desde la noche del 11 y hasta el 12 de diciembre, día central de la conmemoración de la Virgen de Guadalupe, cuando miles de personas se congregan para elevar plegarias y agradecer favores recibidos.
Con este ambiente de fe y actividad económica, Irapuato se transforma en un punto de encuentro para creyentes, familias y comerciantes que viven intensamente una de las celebraciones más arraigadas de la tradición mexicana.
