Cincuenta años después, el maestro regiomontano Eloy Cavazos volvió a salir en hombros por la puerta grande de la madrileña Plaza de Toros de Las Ventas. Le acompañó un grupo de unas 50 personas, su familia, periodistas y un mariachi que tocaba un paso doble en el recorrido. El matador mexicano estaba feliz, con ese sentido del humor y humildad que le caracteriza. Miguel Abellán, director del Centro de Estudios Taurinos, organismo que homenajeó al diestro mexicano por los 50 años de su segunda salida en hombros (la última de un mexicano) por la puerta grande del coso taurino más importante del mundo, fue contundente para definir a Cavazos. “Para mí, es el torero más importante que ha tenido México. Encarna todos los valores de la tauromaquia: valor, responsabilidad y honestidad”. El homenaje fue en pleno ruedo de Las Ventas, bajo casi 30 grados de temperatura. Había mucha expectación porque antes de que abrieran las puertas la gente presionaba para entrar. Cuando Cavazos llegó a la Puerta de Arrastre del coso la gente se le echó encima. Todos querían fotografiarse con él, muy elegante con chaqueta y corbata. Eloy se dejó querer, en ningún momento dijo un “no”. “Esto feliz de la vida, de ese cariño, de que la gente nos siga recordando después de 50 años. Estoy muy agradecido con dios y con esta hermosa plaza”, declaró el maestro a MILENIO. Recordó exactamente lo que paso ese 27 de mayo cuando enfrentó al toro Azulejo. “Toreaba una corrida de Doña Emilia Pérez y le corté las orejas al sexto toro. Ese día alterné con Fermín Murillo y José Fuentes y después salí en hombros. Desde esa ocasión un compañero mexicano no ha vuelto a salir en hombros y no porque no hayan querido sino porque esta plaza es muy difícil”. Al tomar la palabra en el acto, el maestro regiomontano subrayó que para él Las Ventas significa todo. “Esta plaza me dio de comer, me dio una familia y un prestigio dentro del mundo de los toros. Gracias a esa puerta grande me contrataron en varios países y con el dinero que hice hasta me pude comprar mi ranchito”. Al retomar el recuerdo de aquella tarde de triunfo, Cavazos no tuvo problema en contar que su primer toro era tan alto, tan grande, que le pegó un pinchazo en la frente. “La gente se empezó a reír o a preocuparse, no sé, pero al final lo maté. El sexto toro fue Azulejo, un toro colorado muy bonito, que pesaba 600 kilos y todo fue una bendición, lo maté, se llenó la plaza de pañuelos y me dieron las dos orejas. Cuando me sacaron en hombros todavía sentía las orejas (del animal) que estaban calientes. Esta corrida nos dio de comer a toda la familia. A veces había a algunos a los que no les gustaba mi forma de torear, pero les decía: ‘yo salí en hombros de Madrid, háganle como quieran”. Antes, Miguel Abellán reiteró su admiración por Cavazos: “He tenido la suerte de crecer con tu tauromaquia, admirándote, con esa personalidad arrolladora. Te mereces este homenaje porque eres el mejor embajador que ha tenido México durante muchísimos años. Sigues ostentando el último hito de ser el último mexicano en atravesar esa maravillosa puerta grande, pero estoy seguro de que va a durar poco porque gracias a Dios hay excelentes toreros mexicanos que están llegando a Madrid. Eso debe de hacerte sentir muy orgullos porque han seguido tus pasos, maestro”. Recordó que tuvo la suerte “de compartir los mismos miedos” en una corrida junto con Enrique Ponce e insistió en que el homenaje es más que merecido. “No sé si este homenaje es poco para lo que mereces, pero está hecho desde el cariño y la admiración más profunda. Por todo lo que entregaste y recogiste. Aquí en España eres y sigues siendo uno de los toreros más queridos, sigues siendo un ídolo y lo seguirás siendo durante toda la vida. Madrid es tu plaza y estoy tremendamente orgulloso de que hoy rindamos un reconocimiento al que para mi ha sido uno de los toreros, por no decir, y que no se moleste nadie, el torero más importante que ha tenido México”. Al termino del homenaje se le entregó a Eloy Cavazos una placa conmemorativa. Después el mariachi tocó «El Rey» y espontáneamente un hombre subió en hombros al maestro regiomontano, cruzó el ruedo y salió por la puerta grande, como hace 50 años. Cavazos llevaba una bandera de México en su mano, miraba feliz a su alrededor y conformé el recorrido se hacía más grande más gente se unía a él. “Tengo una edad, me quieren matar de un infarto”, gritaba entre risas Eloy, que en ningún momento dejó de mirar el gran cartel con el nombre: Plaza de Toros de Las Ventas, el coso que -dijo- “me cambió la vida”. https://www.milenio.com/deportes/mas-aficion/eloy-cavazos-homenajeado-vuelve-salir-hombros-ventas