“En una causa verdaderamente justa, el débil vence al fuerte.”
(Sófocles *496 a.C., +406 A.C)
Lic. Francisco Sunderland Álvarez
México no ha dejado de sudar contrariedad, enojo, enorme malestar pero con una sobrada cantidad de indolencia para hacer valer sus derechos y cumplir en paz y con tranquilidad sus obligaciones.
El reinado de la mentira, de la falsedad, del cinismo, del descaro, rasgaron las retóricas promesas que llovieron sobre todos los mexicanos durante más de 18 años. Todos, cegados, algunos aún con la esperanza en que las cosas cambien, otros, la mayoría, ya con la vista recuperada a la luz de la amarga realidad.
El resultado de unas “elecciones de estado” manipuladas, arregladas con inmigrantes que, se dijo, afirmaron ser mexicanos por tener credenciales del INE que los siervos de la nación les entregaron a cambio de su voto por el partido oficial: “morena” y con el contubernio de grupos protegidos por el gobierno federal y algunos estatales, han originado una mayor inconformidad social fuertemente manifiesta, obligando a trabajar la materia gris de varios abogados para determinar si, a pesar de haberse cubierto el trámite del resultado de esa imposición por medio de una constancia de “mayoría”, ésta se puede revertir a la luz de pruebas supervenientes contundentes del fraude electoral y que ya se ofrecen a la opinión pública por distintos medios.
La gravedad de este resultado generado por una hábil, delicada y quirúrgica manipulación, suma el hecho de múltiples urnas que fueron previamente llenadas con votos a favor de la candidata oficial, en donde resultó haber más votos que votantes inscritos en el padrón electoral y todos en favor de la candidata oficial sin que hubiera ni uno solo en contra: ¡qué maravilla!, ¿verdad?
Este desastroso resultado que a toda costa busca imponer la dictadura por la vía de una tramposa “democracia”, genera otro reto a lograr: que se les reconozca una mayoría absoluta en el Congreso de la Unión – así como sucedió con las urnas “previamente embarazadas” con la totalidad de los votos en favor de la candidata oficial – y, de la misma forma, buscan lograr una avasallante mayoría en el Congreso de la Unión para consolidar su anhelada dictadura que resultará totalmente deleznable para México.
Empezando por el Presidente de la República, todos los funcionarios públicos, sin excepción, antes de tomar posesión de su encargo, tienen la obligación de “jurar”, “protestar”, “prometer” cumplir con el texto constitucional y las leyes que del mismo emanen, como lo establece en su artículo 128 y, aunado a ello deben, hoy por hoy, acatar y cumplir con lo señalado en sus numerales, 49; 54 fracciones I, IV, V, con los que no cumplen, faltando así a su juramento de acatar lo dispuesto por el texto constitucional ello, por el solo hecho de pretender aprobar una SOBREREPRESENTACIÓN en el Congreso de la Unión auspiciada por mismísimo partido en el poder para que así, con el beneplácito del Congreso, se consolide la dictadura.
Ciertamente no es de extrañar que esto esté sucediendo, ya que desde el inicio de la actual administración pública, la falsedad, la mentira, la calumnia, la confrontación, etc., han sido la tónica que se ha seguido y, a estas alturas, ni por equivocación van a actuar conforme a derecho (“no me vengan con eso de que la ley es la ley”) por lo que ahora, más que nunca, están concentrados en ese dicho campirano que reza: “ay reata, no te revientes que es el último jalón”.
Y este último esfuerzo obedece a que están “así de cerca” de lograr sus objetivos dictatoriales a pesar de que al partido en el poder se le votó como una sola entidad política, como un solo partido político y no unido a sus “satélites”, además en el Convenio de Coalición suscrito por los partidos firmantes, presentado ante el INE el 14 de febrero del 2024 solo quedaron registrados 260 candidatos para las diputaciones y 20 para la senaduría, habiéndose declarado que el partido en el poder ganó con alrededor de 35 millones de votos; lo que también es discutible pues no hay forma que los números de las boletas den los resultados que ellos quieren.
¿Seguirá México en un acurrucamiento de indolencia y valemadrismo ante esta nueva arbitrariedad que, de lograrla, se desencadenaría un torrente inimaginable de calamidades para nuestro querido país?
Es manifiesto que en México, el respeto se ha diluído tanto para casi cada ciudadano, que ya lo han perdido y urge que lo recobren porque, para los actuales funcionarios públicos ya se borró de su mente surgiendo en su lugar el miedo, el pánico de perder sus dulces y amargas canongías: dulces para ellos, ahorita; amargas para ellos el día de mañana.
Universalmente les deseo, hoy y siempre, Salud, para que logremos nuestros objetivos en la vida. Fuerza, para que no nos desalentemos ante las adversidades y, Unión, para que no seamos divididos en nuestras convicciones. fsacomentarios@gmail.com