Salamanca, Guanajuato. – En opinión de Sophia Huett, “En las áreas de fiscalización de los Municipios recae la regulación de bares. Generalmente dependen de las Secretarías de Ayuntamiento. Y en algunos casos, son hasta caja chica. De seguir así, vendrán más multihomicidios”.
La ex secretaria ejecutiva del sistema estatal de seguridad del gobierno de Guanajuato, Sophia Huett, difundió su columna de opinión en un medio de comunicación nacional y estatal, y precisó que actualmente la regulación de bares y establecimientos similares corre a cargo de las autoridades locales.
“Mientras los gobiernos estatales son los que emiten leyes para la venta de alcohol e implementan regulaciones y restricciones en condiciones específicas. Son los gobiernos municipales los que otorgan licencias de funcionamiento y permisos para la venta de bebidas alcohólicas, además de supervisar que los bares cumplan con los reglamentos de uso de suelo, horarios, la no presencia y consumo por parte de menores y, por supuesto, aspectos como protección civil”.
Su opinión escrita señala “Tradicionalmente, las áreas de fiscalización de los municipios dependen de la secretaría de ayuntamiento. En algunos (no pocos) casos, es una especie de caja chica, tanto del propio personal que ahí labora como de las y los propios alcaldes.
Unas horas de más, no clausurar por no cumplir los lineamientos, cobrar infinitas mensualidades por una licencia de alcohol (que ni siquiera expide el municipio), son algunas de las triquiñuelas aplicadas desde esta área”.
Aclaró la especialista en seguridad que “Pero ya son otros tiempos y otras las implicaciones”.
Agregó Sophia Huett que hoy difícilmente personal de fiscalización “civil” puede parapetarse en cualquier bar para realizar una inspección o llegar a clausurar una pelea de gallos para la que no se otorgó permiso.
“Y al mismo tiempo, las áreas de fiscalización pocas veces se hablan con las de seguridad. Y las de seguridad no tienen información de qué bar está fuera de horario o no tiene permiso. Y es que los primeros, no quieren que los segundos se metan en la operación que resulta en ganancias adicionales.
Muchos de los establecimientos que están fuera de regla tienen un mismo componente: la presencia del crimen organizado. Ya sea porque son sus negocios, porque toman el espacio como una oficina alterna o porque simplemente, quieren seguir bebiendo. Y entonces, la ley no se cumple. Y entonces, hay violencia”.