Jorge Marcelino Trejo Ortiz
Si el nuevo Fiscal General es una persona de Guanajuato o es de otro lugar del país o del mundo, lo importante es que se trate de una persona honesta, proba y capaz que realmente trabaje por lo que hemos estado anhelando durante mucho tiempo los ciudadanos.
Hoy, la controversia es si se opta por alguien que viva en el estado de Guanajuato o si es de otra entidad. La gobernadora electa Libia García tiene un as foráneo bajo la manga y por ello busca eliminar cortapisas legales que le impidan hacerlo.
No necesariamente debe ser alguien que viva o haya nacido en nuestro terruño, lo que se requiere es que tenga la capacidad, la preparación y que en otros lados haya dado resultados.
Diego Sinhue, el gobernador en función, ha dicho que el riesgo de traer un foráneo es que no conozca el estado y que ello sea razón de no dar los resultados esperados.
Sin embargo, para ello se tiene todo un aparato humano y técnico que lo pueda acompañar, que lo pueda asesorar y le muestre los mapas de calor en cuanto a la incidencia delictiva y todos los pormenores de la presencia de grupos del crimen organizado y de la delincuencia común.
En el contexto político nacional podemos decir que se tiene un avance porque la Federación ya no quería a la figura de Carlos Zamarripa como un Fiscal que no tenía límite de tiempo en el cargo.
Una nueva figura en el cargo más importante en torno a la seguridad pública es positiva para encontrar acuerdos, colaboraciones, coordinaciones y, ante todo, un trabajo decidido para cambiar una realidad que parece inamovible, como es la inseguridad y la violencia en Guanajuato.
Estamos a tiempo de evitar que los niveles de control del crimen organizado ocurran ya en los sistemas de producción y distribución de los bienes y servicios, en el grado que existe en otros estados.
Ejemplos claros los tenemos con los aguacateros y los limoneros que han sufrido un control infame de la delincuencia, que poco a poco los ha ido asfixiando, al punto de tasar el cobro de piso por tonelada vendida. Pero esos son solo casos del control que existe en la economía de gran parte del país.
Para encaminarnos a mejores resultados en materia de seguridad y paz social debemos de clarificar las competencias de cada orden de gobierno y, luego de ello, buscar una sinergia del bien que se contraponga a la sinergia del mal y del crimen.
Si lo hiciéramos en forma gráfica, un círculo o pastel es el combate a la delincuencia organizada que le corresponde por ley a la Federación. Otro círculo es el de la delincuencia común que le compete a los estados, y uno más el de la prevención de faltas y delitos comunes que les corresponden a los municipios.
En el primer círculo, la Federación posiblemente cubrió una franja del 10%, por lo que los estados y ayuntamientos han tenido que afrontar el otro 90%, y ante lo cual no se pudo hacer mucho.
Hoy, la colaboración entre los tres órdenes de gobierno es ineludible y la participación ciudadana no se puede postergar si realmente queremos tener mejores estadios de vida.
Un nuevo Fiscal General en Guanajuato, deberá ser una persona que realmente quiera cambiar la realidad lacerante de una entidad que no debe estar en los primeros lugares en los delitos de alto impacto.
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