Italia. 27 de marzo del 2025. –
Miles de fieles católicos de todo el mundo han volcado su devoción hacia Carlo Acutis, un joven italiano que falleció en 2006 a los 15 años y que está en camino a convertirse en el primer santo millennial de la Iglesia Católica. Su beatificación en 2020 y la reciente aprobación de un milagro atribuido a él por el Papa Francisco lo acercan a la canonización, un proceso que ha despertado un enorme fervor entre creyentes de distintas generaciones.
Acutis, conocido como «el influencer de Dios» o el «ciberapóstol de la Eucaristía», destacó no solo por su profunda fe, sino por su habilidad para combinar la religión con la tecnología. Apasionado por la informática desde una edad temprana, utilizó sus conocimientos para evangelizar en línea, creando sitios web que promovían la fe católica y divulgaban información sobre milagros eucarísticos en el mundo. Además, se dedicó a ayudar a los más necesitados en su barrio y apoyaba a niños con sus tareas escolares, demostrando que la santidad puede manifestarse en la vida cotidiana.
El 23 de mayo de 2024, el Papa Francisco autorizó un decreto reconociendo un milagro atribuido a Acutis, un paso crucial para su canonización. Este milagro involucró la curación inexplicable de una joven que, tras recuperarse completamente, viajó a Asís para agradecer al beato. La noticia fortaleció aún más la devoción hacia el joven, consolidándolo como un modelo de santidad accesible y cercano a las nuevas generaciones.
A diferencia de otros santos cuyos relatos están marcados por vidas extraordinarias y hechos heroicos, el atractivo de Carlo Acutis radica en su sencillez y en su conexión con la vida común de los jóvenes. Vestía con ropa casual, jugaba videojuegos y tenía una presencia activa en el mundo digital, pero siempre con una perspectiva de fe. Esta combinación de lo ordinario con lo espiritual ha llevado a que muchos jóvenes se identifiquen con él, sintiendo que la santidad no es una meta inalcanzable.
### La influencia de un santo moderno
El legado de Acutis ha trascendido fronteras y ha inspirado a miles de personas a redescubrir su fe a través de los medios digitales. Su historia ha motivado la creación de documentales, libros y peregrinaciones a su tumba en Asís, donde su cuerpo reposa en un estado de conservación impresionante.
Con la canonización de Carlo Acutis en el horizonte, la Iglesia Católica no solo reconocería su santidad, sino que también abrazaría una nueva manera de llegar a las generaciones más jóvenes. Su vida es un testimonio de que la fe y la tecnología pueden coexistir y que, incluso en un mundo digitalizado, la espiritualidad sigue teniendo un lugar fundamental en la vida de las personas.