Lic. Francisco Sunderland y A.
México está convulsionando. México está sufriendo. México habrá de devolver hacia fuera todo lo que le está afectando internamente desde hace varios años a la fecha. México, como dijera Ayocuan en su obra “La mujer dormida debe dar a luz”, exhibe situaciones de las que seguramente muestran que su tiempo de alumbrar ha llegado.
Cien años después, dentro de ese “ciclo centenario” (1810 – 1910 – 2010 con unos 15 años más de gracia de los cuales los últimos 6 han sido de desgracia incuestionable), es muy probable que tengamos en suerte (buena o mala) de vivir y/o de ser parte de otro episodio sangriento derivado de una revuelta fraticida generada por una desviación mental que en lugar de unir, corregir, complementar, crear, fortalecer, sembrar paz, tranquilidad, armonía, etc,, lo que su enmarañada mente provocó fue la división, el odio, el dolor, las penas, la muerte y, todo, a la luz de sus oscuras y tenebrosas tinieblas ávidas de un poder absoluto fundamentado en un mundo pletórico de “otros datos” que sólo él ha comprendido.
Un ciclo de gran esperanza de la población que no logró ver la luz y que convirtió esa fundada ilusión en un penoso calvario pletórico de cadáveres de hombres, mujeres y niños generado por la indolente o nula actuación para cuidar de la población que protege nuestra actual Constitución sobre la que se protestó guardarla, defenderla y cumplir todos sus mandatos pero que, al paso de los días y bajo los coros aduladores de los beneficiados, ni que decir de los familiares, los solovinos, las mascotas así como de los ensordecedores aplausos de las focas, que solo permiten que se oiga la dura expresión de; “No me vengan con eso de que la ley es la ley”, ha quebrantado su palabra, ha falseado su protesta constitucional, ha mentido hasta la saciedad y, como dijo Nicolás Maquiavelo: “Un príncipe nunca carece de razones legítimas para romper sus promesas”; y hay que tener presente del mismo autor florentino aquella que dice: “La promesa dada fue una necesidad del pasado; la palabra rota es una necesidad del presente.”
Esto nos lleva aunque, no lo queramos, a escuchar el eco de las fuertes palmadas en las espaldas de esos abrazos en claro entendimiento pactado; así se oye el llanto de los hijos de los militares que cayeron en cumplimiento de una orden que no llegó; así se llenaron con oro las alforjas en relucientes escritorios de elegantes oficinas con un cielo estrellado; así se oye el arrastrar los pies de la tropa con botas oficiales cubiertas de tierra, cal, arena, yeso y cemento; así se oye el lamento silencioso de quienes aceptaron no tener más padre que el gobierno, ni más madre que la Patria.
Pero no hay que olvidar que también hay hijos desobedientes y, algunos muy, muy desgraciados como hijo del H. Colegio Militar de nombre Victoriano Huerta Márquez, traidor y magnicida, así como otros más con águilas y estrellas aunque, sin llegar al extremo del citado Huerta… hasta donde se sabe.
El hecho es que quien vive en “el mundo de nunca jamás” siente una protección que se le antoja infranqueable a punta y filo de las bayonetas pero, como he señalado, la tropa, al no recibir más que órdenes castrenses, seguramente no merecieron comilona alguna el 3 de mayo (día de la Santa Cruz en que se festeja a los albañiles), con excepción de solo “el rancho” de lo que reglamentariamente les corresponde.
Se sabe que la tropa está muy desalentada y, quizá, dispuesta a proporcionarle a sus familias una alternativa de aspirar a una superación con un legítimo cambio de oficiales que ellos reconozcan como gente suya. Esto sería una verdadera sorpresa, como la que ha sucedido en diversos movimientos sociales en el mundo.
Después del día 02 de junio del año del 2024, veremos hasta dónde el pueblo aguanta un “Segundo Piso de la 4t”, fecha en que se espera una tumultuosa manifestación social para acudir a depositar su voto en las urnas.
Esta opinión ha sido enviada para su publicación el 2° de junio del 2024 para no violentar alguna norma que emane del “país de nunca jamás”.
Universalmente les deseo, hoy y siempre, Salud, para que logremos nuestros objetivos en la vida. Fuerza, para que no nos desalentemos ante las adversidades y, Unión, para que no seamos divididos en nuestras convicciones. Prohibida su reproducción parcial o total. La copia o distribución no autorizada de este artículo por el autor y, en su caso, su correspondiente imagen, infringe los derechos de autor.