Jorge Marcelino Trejo Ortiz
Las aspiraciones legítimas de los guanajuatenses, en una mayor seguridad pública y menores índices de violencia, hoy se ven bajo una esperanza renovada en que pueda haber colaboración y entendimiento entre el nuevo fiscal general de Guanajuato, Gerardo Vázquez Alatriste, y el nuevo Delegado de la FGR, Ignacio Alejandro Vila.
Es una oportunidad de oro para reducir la incidencia delictiva que ha mantenido a Guanajuato entre los primeros lugares nacionales de homicidios dolosos y otros delitos de alto impacto.
Alatriste era delegado de la Fiscalía General de la República (FGR) en nuestra entidad, puesto que dejó para asumir el cargo que parecía sempiterno en la persona de Carlos Zamarripa.
Alejandro Vila llegó a Guanajuato luego de que había sido delegado de la FGR en Chiapas, entidad que, por cierto, dejó de ser de las más seguras del país y hoy sufre de tanta violencia como su vecina entidad de Tabasco.
No les vamos a dar el beneficio de la duda a los dos flamantes funcionarios en Guanajuato, sino que les vamos a entregar el regalo de la confianza y la esperanza en alcanzar un mejor futuro y con más oportunidades de desarrollo humano y social.
Se terminó el tiempo de la falta de colaboración entre los órdenes de gobierno municipal, estatal y federal; llegó la hora de ver una verdadera coordinación en mejorar la seguridad en Guanajuato y contribuir con ello a que México recupera la paz social.
Tampoco habrá pretexto para una verdadera coordinación con el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana federal, Omar García Harfuch, porque los tres tienen ascendencia y participación en el Gobierno Federal.
Harfuch hoy está enfrascado en el operativo para una frontera norte más segura, ante el reto de las exigencias trumpianas, pero el cualquier momento volteará y vendrá a Guanajuato, con su operativo Enjambre.
Si bien nuestro estado no ocupa el primer lugar en índices de homicidios dolosos por cantidad de habitantes, sí lo ha ocupado durante años recientes en números totales, y eso debe de terminar.
Igual entendimiento y colaboración esperamos en los gobiernos estatal y federal, que son ocupados por primera vez por mujeres, en las personas de Libia García y Claudia Sheinbaum.
Menos que discordancia por razones políticas, hoy los ciudadanos esperamos entendimiento, solidaridad y sororidad, en las dos gobernantes, pues no se trata de colores o ideologías opuestas, sino de una coincidencia que es el deberse al pueblo, a la ciudadanía.
México y Guanajuato (como tan solo una de las 32 entidades federativas), deben de salir del ranking mundial de contar con ciudades de las más violentas del mundo.
Una forma de alejarse de esos deshonrosos lugares es, por un lado, aceptar la realizad y, por el otro, diseñar y aplicar una estrategia integral para lograrlo.
Es inaudito que sigan ocurriendo homicidios deleznables como los que se cometieron en agravio de estudiantes universitarios y por los cuales, al menos, unos cinco mil alumnos de distintas universidades marcharon y protestaron, exigiendo justicia y seguridad en Celaya.
Protestar y exigir justicia y paz social es una forma de participación ciudadana indispensable, pero también lo es el autocuidado y la solidaridad con nuestros semejantes cuando estén en riesgo o sufran la inseguridad y la violencia.
. jmto231967@gmail.com