Jorge Marcelino Trejo Trejo Ortiz
A los espectadores que estamos en el teatro donde se representa el melodrama de la política mexicana, nos queda la moraleja que no se debe jugar con fuego.
A la gobernadora de Campeche se le apareció el demonio por andarlo invocando. Una cosa fue que Alito Moreno, sólo respingara o se escondiera y luego negociara para que cesara el bombardeo desde El Martes del Jaguar, el programa de radio y TV, donde se ventilaron sus llamadas telefónicas.
Pero se metió a pleito legal con un jurista como lo es el senador Ricardo Monreal al ventilar un chat de Watsapp donde presuntamente negocia con Alito distintos canjes de favores.
Si el dirigente del PRI no reviró, como se dice, es porque seguramente temía que le sacaran más y más asuntos como le tenían amenazado. Cosa distinta es lo que ahora enfrenta Layda Sansores con quien es presidente de la Mesa de Coordinación Política en el Senado.
Claro que la Góber tiene su séquito de abogados que la van a defender pero ante las evidencias ya dependerá de la Fiscalía General de la República que ejerza acción legal en su contra.
Primero, la denunció por espionaje, por violar las comunicaciones privadas y por usar recursos de su administración pública para fines políticos y no sabemos si electorales.
Lo que pasa es que doña Layda utiliza la televisora de su estado para su programa de cada martes, que según sus promos es para difundir programas y acciones de gobierno.
Es como si Diego Sinhue se aprovechara de la televisora estatal TV4 para sus fines personales, lo que significaría utilizar los recursos materiales, humanos y económicos que son erario público y, al principio y al final del día, dinero del pueblo.
Monreal es listo porque la invención del programa El Miércoles del León la hace por redes sociales y no por un medio de comunicación oficial. Segundo, porque quien aparece como conductor es Alejandro Rojas, su suplente en el Senado y su “asesor jurídico”.
En ese programa es donde se le señala de haber adquirido alrededor de 7 propiedades inmobiliarias, con recursos no muy claros, supuesto en el cual se podría presumir enriquecimiento ilícito.
La primera lectura ciudadana es que seguramente Layda quiere quedar bien con AMLO al tratar de dejar fuera de la jugada por la candidatura presidencial a Monreal, pero la realidad es que toda esta rebatinga finalmente viene afectando al partido oficial y, por lo mismo, López Obrador les pide que se calmen.
Todos los caminos llevan a Roma. O sea que todo nos conduce a las elecciones del 2024, que renovarán Presidente de la República, Congreso de la Unión, nueve gubernaturas (incluyendo Guanajuato) y no sé cuántas alcaldías.
En política, nada se mueve por moverse, como lo significa la pretendida Reforma Electoral, que ya se envió al Congreso y que será debatida y en la cual, no solo los legisladores, sino la ciudadanía en general deberemos estar atentos.
No es tema menor, sino vital el de esta Reforma a la Constitución porque de ello depende nuestro futuro democrático. Los ciudadanos deberemos estar más atentos a este tema que al Mundial de Qatar (que, dicho sea de paso, no se espera nada de la deplorable selección del Tata Martino).
La propuesta de Reforma constitucional podrá tener muchas partes interesantes que se pueden tomar en cuenta como disminuir el número de diputados y senadores, pero lo que está de fondo es la pretensión de federalizar, centralizar a los órganos electorales, o sea eliminar al INE y a sus Consejos estatales.
El Instituto Nacional Electoral es una de las instancias más reconocidas en el mundo y que, para llegar a la cual, se tuvo que luchar mucho porque antes las elecciones estaban centralizadas y controladas por la Secretaría de Gobernación.
Hoy, los procesos electorales están en manos de la ciudadanía que es la que recibe y cuenta los votos, bajo la coordinación de una entidad independiente como el INE, matarlo sería un retroceso en nuestro régimen democrático, pero esto será tema de un próximo artículo.
