«Donde acaba la ley, empieza la tiranía.»
(William Pitt)
«Un pueblo oprimido tiene derecho a levantarse
y a romper sus cadenas en cuanto pueda.»
(Henry Clay)
Lic. Francisco Sunderland Álvarez
Hubo un programa televisivo en el que la figura principal estaba representada por el gran actor Héctor Suárez en el que aparecía como una persona mayor intransigenteporque se sostenía en lo que debía ser correctamente y no se plegaba a aquello en lo que la mayoría agachaba la cerviz.
Sus observaciones y correcciones eran acertadas pero, en la forma en que lo expresaba, hacían incómodo el momento para quienes eran dirigidas, aunque ya se habían hecho a la idea de que lo que decía estaba bien.
Ya, en la realidad, prevalecía una enorme molesta contra el gobierno que en ese momento actuaba y tal molestia y reprobación eran señaladas por el entonces candidato con propuestas de solución, de mejorar la situación y de abolir la pobreza, la corrupción y la impunidad, amén de establecer un verdadero estado de derecho, de seguridad y de paz social.
La confianza se le brindó y obtuvo un triunfo con una mayoría notable.
Sin embargo, hoy nos encontramos dentro de una sociedad dividida, polarizada, intransigente, muy violenta pero, sobre todo, inconforme e iracunda contra este gobierno y el inmediato anterior que, lo que han estado haciendo, es mentir descarada y cínicamente así como han logrado reducir los ingresos, aumentar los impuestos y, la pobreza, llegando a límites insostenibles para una gran cantidad de familias.
Los ingresos de las familias son cada día insuficientes para llevar una vida digna; los precios de los productos básicos se elevan constantemente; los fondos para el agro, para los desastres, los agotaron inmisericordemente y, aunado a ello, preparan vías y trenes de lujo con gastos millonarios, en lugar de proporcionarle al pueblo medicinas y servicios médicos dignos y elementales.
Han obstaculizado oportunidades para un libre crecimiento económico familiar, minimizado el estado de derecho, la inseguridad aumentó terriblemente y todo ello ha generado una angustia social por tener que vivir encarcelada en sus casas, sobre las que pende la Espada de Damocles respecto a la palabra «expropiación».
La corrupción ha aumentado de una manera escandalosa, la impunidad ha llegado a extremos insospechados, las deudas interna y externa arrojan cifras que se antojan impagables.
No sería de dudarse que el gobierno tenga ya pactado pagar con la península de Baja California o con el Istmo de Tehuantepec, convirtiendo a México en una isla.
El gobierno hace un escándalo mediático con el contrabando de combustibles (el famoso huachicol fiscal) pero a quienes dicen detener es a choferes de camiones, como si ellos se mandaran solos, como si fueran ellos quienes hicieran los arreglos para la adquisición, transporte, descarga, reparto y comercialización de los productos.
Matan a un marino de alto grado y dicen que otro se encuentra prófugo… dicen, dicen, dicen pero nada de actuar y ponerle fin a esa gigantesca pérdida de ingresos para el erario nacional.
Claro, sin contar con la otra gran merma de dinero y gasolina enviados a Cuba. ¡Qué vergüenza de gobierno pero, más de una población afectada que se mantiene quieta, indolente, pasiva, solo viendo como se va desmoronando nuestro país, como un mazapán, y nada se hace para evitarlo!
Las marchas, sean blancas o rosas, sean enormes o solo representativas, no imponen a un gobierno dictatorial. Da órdenes al cuerpo de granaderos de la policía que solo detenga al contingente rosa o blanco pero, al grupo de choque, ese que se formó con los halcones del ’68 y del jueves de Corpus del ’71; esos que invadieron Paseo de la Reforma bajo las órdenes de Andrés Manuel López Obrador y que reconformó cuando estuvo al frente del gobierno del Distrito Federal, hoy CdMx, han sido los intocables.
No faltaron policías que se sumaron al saqueo de negocios asaltados, como tampoco otros que fueron lesionados, quemados, golpeados, lastimados. Mientras que los halcones vuelan libremente.
Todo este daño a México, pudiera amargamente resumirse en lo que señaló Anatole France, en su obra, «El jardín de Epicuro» en donde escribió: «He meditado la Filosofía del Derecho y he llegado a la conclusión de que toda la justicia social descansa en estos dos axiomas: <El robo es punible> y <El producto del robo es sagrado>.»
Universalmente les deseo, hoy y siempre, Salud, para que logremos nuestros objetivos en la vida. Fuerza, para que no nos desalentemos ante las adversidades y, Unión, para que no seamos divididos en nuestras convicciones.
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