La Selección Mexicana de Futbol ha dado un paso firme hacia la consolidación de su prestigio internacional al escalar posiciones en el ranking FIFA, superando nuevamente a su histórico rival, Estados Unidos. Este avance no solo representa una mejora estadística, sino un impulso anímico de gran valor para el proyecto deportivo que encabeza Javier Aguirre.
Después de un cierre del primer semestre del 2025 con importantes compromisos y resultados, México subió del lugar 15 al 14 en el listado global, dejando atrás al combinado estadounidense, que ahora se ubica en el puesto 15. Esta diferencia, aunque mínima en números, simboliza una recuperación del liderazgo regional en la zona de CONCACAF, donde ambos equipos se han disputado la supremacía en los últimos años.
La más reciente participación del Tricolor en la Copa Oro 2025, en la cual llegó a la final enfrentando precisamente a Estados Unidos, fue clave para este ascenso. Aunque no lograron alzarse con el título, los buenos resultados en la fase de grupos y su capacidad competitiva hasta el último minuto fueron reconocidos con puntos valiosos en el sistema de puntuación FIFA.
Por su parte, el conjunto de las Barras y las Estrellas, pese a sus logros recientes, no logró mantener la misma inercia, lo que provocó su descenso de una posición. Este cambio en el escalafón puede tener implicaciones importantes en futuros sorteos y torneos internacionales, ya que una mejor ubicación en el ranking puede significar emparejamientos más favorables en competiciones como la Copa América 2028 o las eliminatorias rumbo al Mundial 2030.
Además de esta mejora, México también fortalece su imagen internacional, enviando un mensaje claro a sus seguidores, rivales y al mundo: el fútbol mexicano sigue siendo una potencia emergente que busca consolidarse entre las mejores selecciones del planeta. En el contexto de selecciones latinoamericanas, México se mantiene como el segundo mejor de la región, solo por debajo de Argentina, que ocupa el primer lugar del mundo.
Este tipo de avances son producto del trabajo colectivo, tanto de jugadores como del cuerpo técnico y de la Federación, que han apostado por un proceso de renovación con disciplina y una clara visión a futuro. Jugadores jóvenes han empezado a consolidarse como pilares del equipo nacional, acompañados por elementos de experiencia que aportan equilibrio y liderazgo. Bajo la dirección de Javier Aguirre, el equipo ha encontrado identidad, orden táctico y competitividad internacional.
Con la mirada puesta en próximos compromisos internacionales y un calendario que incluye juegos de preparación y torneos de alta exigencia, la selección mexicana buscará mantener esta tendencia ascendente, con el objetivo de llegar en plenitud al Mundial de 2030.
