Texas, EE. UU., 9 de julio de 2025.– Las devastadoras lluvias que azotaron el centro-sur de Texas entre el 3 y 4 de julio han dejado, hasta este miércoles, un saldo de al menos 109 personas fallecidas y más de 180 desaparecidas, según informaron autoridades locales, en lo que ya se considera una de las peores tragedias por inundaciones en la historia reciente del estado.
La mayor parte de las víctimas se registró en el condado de Kerr, específicamente en las localidades de Hunt y Kerrville, donde el desbordamiento del río Guadalupe arrasó viviendas, caminos y campamentos. Entre los fallecidos hay decenas de menores de edad, muchos de ellos atrapados en el campamento cristiano para jóvenes Camp Mystic, donde al menos 27 menores perdieron la vida y aún se busca a cinco niñas y una monitora.
Las autoridades han intensificado las labores de búsqueda y rescate, con brigadas trabajando en condiciones adversas para tratar de localizar a las personas desaparecidas. El gobernador de Texas, Greg Abbott, admitió que no se emitieron alertas de evacuación a tiempo pese a las advertencias del Servicio Nacional de Meteorología, lo que ha generado críticas por parte de familiares de víctimas y organizaciones civiles.
“Tenemos que encontrar a cada una de las personas. Esa es la prioridad número uno”, declaró Abbott, quien anunció una sesión especial de la Legislatura estatal para revisar los protocolos de respuesta ante emergencias.
El presidente Donald Trump declaró zona de desastre mayor en el estado, lo que permitirá la canalización de fondos y recursos federales a través de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), incluyendo subsidios y préstamos para la recuperación.
La tragedia ha dejado una profunda huella en Texas, no solo por la magnitud de las pérdidas humanas, sino por las fallas en los sistemas de prevención y respuesta. Mientras continúan las tareas de rescate, decenas de familias enfrentan la incertidumbre de no saber si volverán a ver a sus seres queridos.
