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viernes, noviembre 7, 2025
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CAMPAÑAS

Lic. Francisco Sunderland Álvarez

 

Había un grupo de personas desayunando cuando, una de ellas preguntó respecto a quien se creía que fuera a lograr la confianza popular para que dirigiera los destinos municipales.

Al principio reinó el silencio pero no duró mucho. Otro de los tertuliantes contestó: “si me lo pregunta el que simpatiza con el partido “X”, pues le voy a decir que su candidato y, si quien lo cuestiona milita en el partido “Y”, mi respuesta será a favor de su candidato.”

Puede interpretarse, tal contestación, de distintas formas pero, definitivamente, no podrá negarse que tal respuesta permitió que prevaleciera la concordia y que cualquier connato de disputa ni siquiera asomara.

Ciertamente, como en los equipos deportivos: hay personas que simpatizan o tienen gusto o preferencia con unos o con otros pero, lo reprobable, es que se fanaticen con unos u otros y actúen irracionalmente.

Hay varios dichos en materia de “gustos” y, así, tenemos que, “en gustos, no hay disgustos”; “en gustos no hay nada escrito”; “en gustos, se rompen géneros” y también se dice que, “la felicidad reside en los gustos y no en las cosas; somos felices cuando tenemos lo que nos gusta y no cuando tenemos lo que los demás encuentran agradable” y así, otros más.

Lo mismo sucede con la formación y cultura que podamos tener para encontrar en tal o cual partido político o candidato alguna empatía a la que nos gustaría sumarnos y formar parte de su esquema. Así, entre más fuerza de voluntad y cultura logremos obtener, iremos descubriendo nuestras virtudes, habilidades o fortalezas y comprenderemos que debemos ir luchando contra nuestros defectos, aprovechar nuestras áreas de oportunidad o superar nuestras debilidades para que, de esta manera, se nos facilite nuestra obligación natural de lograr ser mejores personas.

Sin embargo, no es fácil escapar de ese otro dicho que señala que “en la guerra y en el amor, todo se vale” y, por lo mismo, es que surgen las famosas “guerras sucias” durante las campañas políticas previas a los procesos electorales. ¿Habrá alguna guerra limpia? Ni siquiera creo que un quirófano, dizque totalmente esterilizado, esté absolutamente limpio.

¿Por qué esa “saña” durante las contiendas electorales? ¿Será por servir a la población en los términos que señaló José Ma. Morelos y Pavón pretendiendo ser los “siervos de la nación”? …o ¿lo será por el poder y los emolumentos?

Ciertamente, quienes analizan y aprecian el actuar de quienes ejercen la función pública, son una minoría “abrumadora” que, aunque razone, argumente, levante la voz, grite, vocifere o se desgañite, siempre será oída pero difícilmente escuchada y menos, mucho menos, atendida, ¿por qué? Lo veo como una simple vanidad de quien ostenta el vértice superior de la pirámide; o, por soberbia o porque se subieron a una oblea y se emborracharon hasta perderse.

¿Entonces, como para qué las campañas políticas?

Para que la inmensa mayoría, esa que actúa, pero no medita; a la que le interesa el bien temporal, el del momento, ya que sabe que no logrará algún bien mayor; esa que ha aceptado, aún a regañadientes, la condición en que se encuentra como si procediera de la consigna de algún ser superior.

Y es, precisamente a esa mayoría resignada a la que hay que repetirle las bondades de unos y los errores de otros, ya sea sin tapujos, ya con enredos, disfrazada o disimuladamente e, inclusive, subliminalmente.

¿Será por eso que se busca y se logra mantener en penumbras o en la oscuridad del conocimiento a tantas personas? ¿Será la razón por la que se suprimió de las instituciones educativas la materia de Civismo? Porque, dicha sea la verdad, es tan abrumadoramente soporífera, por sus tecnicismos la materia de Ética Ciudadana, que los jóvenes pierden el interés en ella y, respecto a los valores que se exponen, admiten que no les representan estímulo alguno ante la poderosamente explosiva realidad.

Esa materia de Ética Ciudadana se imparte (o impartía) en preparatoria, mientras que la de Civismo era en Primaria o Secundaria y las clases eran tan interesantes que los alumnos no queríamos que se acabara; sin embargo, no solo se acabó la clase sino que la propia materia fue exterminada.

¡Viva la ignorancia!

Desde todos los sectores se hacen llamados a campañas que no sean agresivas, sino que sean “limpias”, propositivas. Todos los candidatos aceptan que ellos no agreden sino que solo exhiben realidades; positivas de unos y negativas de los otros pero, a fin de cuentas, realidades.

No cabe duda que la política ha dejado de ser una política de ideales, para convertirse en una política de programas, amén de lo que señaló Robert Louis Stevenson, el escritor británico, cuando sentenció a finales del siglo antepasado: “La política es quizá la única profesión para la que no se considera necesaria ninguna preparación”… como ha quedado demostrado en esta administración pública federal y algunas estatales o municipales.

Si habiendo profesión hay carencia de ética; pues no habiendo profesión…

Universalmente les deseo, hoy y siempre, Salud, para que logremos nuestros objetivos en la vida. Fuerza, para que no nos desalentemos ante las adversidades y, Unión, para que no seamos divididos en nuestras convicciones.

Prohibida su reproducción parcial o total. La copia o distribución no autorizada de este artículo y, en su caso, su correspondiente imagen, infringe los derechos de autor.

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